- Prueba de vino malo con amigos coñazos.
- Exclamación proferida por un aventurero cuando ve que un co-expedicionario se halla en la trayectoria de una piedra gigante que se desliza ladera abajo.
(Gracias Mic)
Abraham (de apellido Lapuerta, dato que pocos conocen) es un personaje bíblico famoso porque un día se fue con su primogénito de excursión al Desierto del Sinaí (o por aí... digo por ahí) y Dios (que además de padretodopoderoso, es un cachondo) le puso a prueba. A ver si eres más cabezón que un maño o tienes fé de la buena, pensó Dios, en su omipotencia.
Transcurrió un tiempo y los hijos de Abraham crecieron en la fé, el primogénito montó un bufete de abogados y el pobre Abraham, jubilado ya, se aburría como una ostra, de modo que decidió buscarse un hobby y no se le ocurrió nada mejor que comprarse una Harley Davidson, apuntarse a los Ángeles del Infierno (¡qué ocurrencia!) e irse todos los domingos de excursión al desierto (sí, del Sinaí).Tengo mis defectillos, pero los he ido puliendo con el tiempo. Cada vez son más agudos.
Aquellos osados lectores que se hayan atrevido, cuchillo entre dientes, a desentrañas los misterios arcanos que se hallaban ocultos entre líneas de la primera y la segunda entrega de esta entrevista, ya estarán al tanto de la escasa catadura moral del entrevistador y de las pocas luces del entrevistado, así que no es de extrañar que después de haber pasado por todas las fases de una borrachera común, tal como las enumeró el sabio Lisardo de Abanibiaboebé en su ensayo (al principio, luego ya le salió bien) De baris que lugaris... decía que después de haber pasado por esas fases, no es raro que la conversación entre ambos individuos se torne aun más absurda, si cabe. De todas formas, a nosotros nos pagan por transcibir y así lo hacemos, porque como dijo el filósofo Agamenón, transcripto mentolatum est.
MM: Tenemos que ponernos en antecedentes... Corría el año 1979 y parecía que la Transición española iba cuajando, pero aún le faltaba un hervor. Vamos, a la gente todavía le faltaba un poco de confianza... Total, que Adolfo Suárez me llamó... pero, ¡ojo!, me llamó a casa, que entonces no existían los móviles, lo cual es algo que parece que los jóvenes de hoy en día ya no recuerdan... Aunque, bien pensado, cómo lo van a recordar si por entonces muchos de ellos no habían nacido... ¡qué cosas tengo! El caso es que Adolfo...
Lo prometido no es deuda. Deuda es cuando dejas algo a deber en el bar. Apúntame esas birras, Manolo. Hoy no se fía, mañana sí. Bueno, al tajo, tráete unas cervezas y unas patatas fritas que no estén revenías, como las que siempre pones, que tengo que entrevistar a este listillo que me han enmarronao los de Ínfulas.