Lo prometido no es deuda. Deuda es cuando dejas algo a deber en el bar. Apúntame esas birras, Manolo. Hoy no se fía, mañana sí. Bueno, al tajo, tráete unas cervezas y unas patatas fritas que no estén revenías, como las que siempre pones, que tengo que entrevistar a este listillo que me han enmarronao los de Ínfulas.
Preguntador pregunta (P): Máximo Minipimer. Vaya nombre, ¿no?
Respondedor responde (R), también conocido como Máximo Minipimer (MM): Sí, bueno, es que mi madre era muy fan de Eva Braun pero no se atrevía a decirlo claramente.
P: Ya veo. ¿Y lo de Máximo?
MM: Para compensar.
P: Ajá... ¿Vienen esas birras o qué?
MM: O que.
P: Me dirigía al camarero.
MM: Yo también.
P: Bueno, prosigamos... ¿Te has fijado en que los entrevistadores son las únicas personas que utilizamos la palabra proseguir?
MM: No, no me había fijado.
P: Bueno, ¿podrías hacer a nuestros lectores una breve semblanza de los méritos que concurren en su curriculum y que han propiciado que seas entrevistado por ese medio tan prestigioso como Ínfulas?
MM: Mmmmm... pues la verdad, no se me ocurre ninguno... Como no sea... Como no sea que inventé la palabra guay...
P: ¡No j*d*s! ¡Es una de mis palabras favoritas! ¿Me la firmas?
MM: Claro. Lo que pasa es que no tengo rotulador.
P: Luego le pido uno al camarero... ¡cuando traiga las cervezas! ¡¡si es que algún día las trae!!!
(Llegan las cervezas y la entrevista sufre un receso. Otro día seguimos con su trascripción)
1 comentario:
Ahora que lo pienso, no sólo los entrevistadores utilizan esa palabra.
Los vigilantes jurados también la emplean.
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