Habíamos dejado, departiendo en alegre francachela, trasegando papas y cerveza, al becario-entrevistador haciendo una faena de libro con Máximo Minipimer, personaje que, aunque no lo parezca a primera vista, tiene mucho que decir... otra cosa es que sea interesante. Una vez asimilada la primera entrega de la entrevista por nuestros lectores (inteligentes sí, pero de digestión pesada), pasamos a este nuevo conjunto de párrafos etiquetados a la manera del teatro clásico.
(Quiero hacer notar la precoz calidad profesional del entrevistador-becario, haciendo una primera pregunta-afirmación al más puro estilo prensa deportiva para iniciar la charla. Segurola somos todos).
P (con la boca llena de una papilla de papas y birra): A lo que íbamos... ¿cómo se te ocurrió lo de la palabra guay?
MM: Tenemos que ponernos en antecedentes... Corría el año 1979 y parecía que la Transición española iba cuajando, pero aún le faltaba un hervor. Vamos, a la gente todavía le faltaba un poco de confianza... Total, que Adolfo Suárez me llamó... pero, ¡ojo!, me llamó a casa, que entonces no existían los móviles, lo cual es algo que parece que los jóvenes de hoy en día ya no recuerdan... Aunque, bien pensado, cómo lo van a recordar si por entonces muchos de ellos no habían nacido... ¡qué cosas tengo! El caso es que Adolfo...
P: Abrevia tío, que nos dan las uvas...
MM: Adolfo llama a Máximo. Máximo, necesito un espaldarazo para la Transición. No problem, Adolfo, yo te lo arreglo. Total que...
P: ¡Ahhhhh! ¡Has dicho una conjunción! ¡Has dicho una conjunción! Podías habértela ahorrado para seguir con tu estilo telegráfico de narración, pero has metido la pata...
MM: ¡¡¡¡¡¡¡Que te calles!!!!!! (contad las admiraciones por si no hubiera cerrado todas las que he abierto, si escribiera esto con un editor de Java estas cosas no me pasarían)
P: ... (claro, con el grito que le acaban de pegar se ha callao, normal)
MM: Total que tenía planeado un viaje por Sudamérica... Por cierto, ¿tú cómo dices? ¿Sudamérica o Suramérica? Es que hay gente que dice Suramérica... claro, que también hay gente que dice Norruega... Y digo yo que si Norruega será porque es muy orgulloso... juas juas juas...
P: ... (sigue acojonao y callaito)
MM: ¿No lo has pillado? ¿No lo has pillado? ¡Que te rías, coño!
P: ji ji ji (se nota que no se ríe con el corazón, que está forzado, además el chiste tampoco le ha hecho mucha gracia)
MM: Bueno, pues eso... que estaba yo por lo que viene siendo el Cono Sur, de vacaciones y eso, pero con la misión de Adolfo guardada en el bolsillo... leal que es uno...
P: QUE ABREVIES!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! (la ventaja de la notación inglesa es que no tienes que contar los signos de admiración de apertura, porque no hay)
MM: Valevalevale... Allí me hizo gracia lo de Uruguay y Paraguay, así que saqué el máximo común denominador y me salió "guay". GUAY. Una palabra positiva, de buen rollo, alegre, feliz, una palabra que supuso el espaldarazo definitivo para la joven democracia española que entonces daba sus primeros pasos. A Adolfo le encantó y me lo agradeció de corazón. Rápidamente se esparció la semilla del "guayismo" por la población española que andaba necesitada de indicios para el optimismo. Fue un exitazo total... Un día, en los pasillos del hemiciclo Calvo Sotelo me palmeó el hombro y me dijo que sin la palabra "guay", Tejero se hubiera llevado el gato al agua...
P: Por cierto, la sección "El origen de la expresión" la tenemos un poco olvidada.
MM: Pues es verdad, y es una de mis favoritas... ¿Qué habrá sido del Inspector Ximenes? ¿Y de Sento el Gros?
P: Estarán gastándose los honorarios en barrechats. ¿Tú crees que algún día continuará la serie Patatas Traigo?
MM: Hombre, yo creo que sí... aunque ahora, con la huelga de los guinistas de Hollywood nunca se sabe...
P: Por cierto, ¿qué te parece si cortamos un poco y nos tomamos unas cervecitas? Es que se me está secando la boca.
MM: Bien pensado... Si acaso ya le contamos a esta gente lo de la segunda peor idea de la historia otro día, ¿no?
P: Pues eso digo yo. Que esperen.
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