Hoy en el Origen de la Expresión, una de las secciones más
esitosas de Infulas, nos ocuparemos del dicho "No es moco de pavo".
Esta expresión tiene su importancia. Tiene su aquel. Vamos, que no es moco de pavo... (risas enlatadas).
Pero ustedes, avispados lectores, ya saben lo que significa esta expresión y lo que realmente les interesa es saber de dónde proviene.
Nuestro equipo de detectives, semiólogos y etimologistas, compuesto por algunas de las mentes más preclaras del Occidente Medio, se ha puesto a trabajar y, aunque el esfuerzo no ha sido moco de pavo (más risas enlatadas), finalmente ha alcanzado conclusiones sorprendentes.
El origen de la expresión no tiene nada que ver con ningún ave resfriada, ni siquiera (por traducción libre y torpe) con ningún turco estreñido. No, perspicaces lectores, no.
La expresión, relativamente reciente, proviene de un ciclista amateur de procedencia eslovaca que recaló en la localidad de Matalascañas a principios de los setenta. Entonces, claro está, el ciclista era checoslovaco, pero hoy en día sería eslovaco; nuestros despiertos lectores ya nos entienden (y los dormidos... nadie puede negar su habilidad para leer con los ojos cerrados).
El caso es que, el eslovaco, de nombre Pavel, cuando cesaron las bromas con rima fácil sobre su nacionalidad, no tuvo mejor ocurrencia que decirles a los compañeros de la peña ciclista en la que se había inscrito, que podían llamarle con el diminutivo Pavo. Una vez que terminaron las carcajadas y la sede social de la peña volvió a la normalidad (dos días después), se supo que Pavo era un gregario de lujo muy proclive a la sinusitis, vamos que el tío soltaba unas secreciones mucopurulentas de cuidado, se decidió que el recién llegado fuera siempre a cola de pelotón, para evitar desagradables salpicaduras.
La cosa fue bien durante un tiempo, pero llegó un momento en que Pavo, aparentemente recuperado, y aquejado de un ataque de
ínfulas, decidió intentar liderar el pelotón, de modo que no fue extraño ver pasar minúsculas gotitas verdes atravesando la serpiente multicolor. Una bonita imagen, los mocos de Pavo ensamblándose con la serpiente multicolor, no me lo negarán.
El caso es que los corredores se acostumbraron y dejaron de sentir asco cuando las diminutas partículas líquidas que desprendía la nariz del entrañable Pavo impactaban contra sus cascos, gafas, maillots y culottes (lo que viene siendo la impedimenta típica de un ciclista).
Pero, ay, llegó el día en que una secreción mucho más consistente impactó en el rostro del entonces maillot amarillo, causando una gran consternación en todo el pelotón. Se supo luego que Pavo no había tenido nada que ver en el desagradable incidente, puesto que se había descolgado unos minutos antes para oficiar de aguador. Jamás se llegó a identificar al propietario de la garganta de se expelió aquella flema casi coagulada (que provocó, por motivos psicológicos, la retirada prematura del prometedor corredor que entonces lideraba la general), pero la historia tuvo su eco y de resultas de ella se empezó a usar la expresión "No es moco de Pavo" para calificar un objeto o evento accidental o incidental de consistente, grave, importante o relevante, al gusto del consumidor.
Hoy Pavo regenta un salón recreativo en Fuenlabrada, en el que un azulejo que cuelga de la pared anuncia que está "Prohibido escupir y cantar".
Así son las cosas (o no) y así se las hemos contado (maromenor). Luego ustedes deciden si se las creen o no, que ya son mayorcitos.
Como somos respetuosos con el medio ambiente, el relativismo, la teoría del
Spaghetti Flying Monster e incluso le damos sus migajas de crédito al creacionismo, vamos a proporcionarles, amantísimos lectores, la posibilidad de cotejar nuestra teoría del origen de esta expresión con una, aparentemente más verosímil, aunque igualmente probable. La pueden ustedes encontrar
aquí.