Persiles Silrepis tenía la mala costumbre de mirar a todo el mundo de lado. Lo peor fue cuando descubrió su lado bueno. En las conversaciones se comportaba como una brújula buscando el norte, lo cual desorientaba a sus interlocutores.
Sin embargo, su magnetismo atraía al presidente de la empresa donde trabajaba, que era ciego. Cuando se perfilaba como principal candidato a sucederle en el cargo algo le sucedió a Persi: un extraño y queremos creer fortuito accidente de paintball le dejó bizco.
Desde entonces trabaja en una panificadora.
2 comentarios:
Parafraseando a la gran duquesa de Alba:
"El lado mío bueno es el izquierdo"
No somos nadie.
Nosotros tampoco, pero como aquí dan café. O Strepsils.
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