El origen de la expresión: a cagar a la vía (segunda parte)

(Para ti, joven lector que acabas de llegar a Infulas y no das crédito a las palabras que, juntas, parecen tener aún menos significado que separadas y desordenadas; para ti va esta explicación: lo que sigue a continuación no es sino la continuación, valga la renuencia, de la investigación que le encargaron al Inspector Ximenes, sobre el origen de la expresión A cagar a la vía. Si no has leído la primera parte de la historia, deberías hacerlo antes de leer la segunda parte... ¿Entiendes? Primero, primera parte, después segunda parte. ¿Cómo? ¿Que jamás escuchaste esa expresión? ¡Pues, hala, a ponerse las pilas y decirla por doquier, aunque sea sin venir a qué! Esta juventud, todo el día jugando con la plei. En mis tiempos…)

- Pues precisamente de eso va la cosa, de chutar… Cuando en 1986 el Barça perdió a los penaltis la final de la Copa de Europa, ante el Steaua Nobeberé (Notita de Ínfulas.- Este chiste es del chaval, Ximenes e Infulas declinan toda responsabilidad), la decepcionada afición culé regresó de Sevilla a Barcelona en tren, pasando por Valencia en su triste viaje de vuelta. La rivalidad entre chés y barcelonistas entonces era mucho más enconada y no había mariconadas como la Ley del Deporte y otras gaitas… Entonces la rivalidad se resolvía a pedradas, como mandan los onvres.

Ximenes se estaba quedando sopa, la noche anterior había sido muy movidita y en esos momentos el temible Mesié LeMasó hacía acto de presencia.

- Niño, ¿puedes abreviar?

- ¿Estás contando el origen de la expresión tú o lo estoy contando yo? –no te jode el chaval, encima parafraseántico, se dijo para sus adentros Ximenes mientras una tribu centroafricana tocaba batucada dentro de su cráneo (Notita de Ínfulas.- homenaje desinteresado a “Sabrina 1 – El Mundo 0”, divertidísima novela de Rebeca Rus)-.

El chaval, jesús qué carácter, proseguía con su narración:

- Eran tiempos aquellos en los que cuando uno veía pararse un camión lleno de cerdos en el semáforo de Europa le decía al que estaba al lado, no importa si le conocía o no, “Mira, la afición del Barça”. O sea que… ya sabes…

Ximenes no sabía, pero quería de saber, es más, seguía queriendo de saber, así que no interrumpió al irascible muchachito. No sólo eso, sino que con un sutil gesto del párpado izquierdo, que otros hubieran interpretado como el inicio de una cabezadita, pero que en realidad era un gesto de extremo interés por las maravillas que le estaban siendo reveladas, animó al chaval a seguir con la historia:

- Bueno, el caso es que aquello acabó como el rosario de la aurora, que, por cierto, ¿de dónde viene esa expresión? Cuando gane OT y sea rico y famoso, te contrataré para que lo investigues. El paso del tren de la afición culé dejó destrozos materiales, brazos rotos, cabezas descalabradas, odios cerriles… y, lo que nos interesa ahora, dejó sin WC a la familia Peláez que por entonces vivía en una chabola a las orillas de la vía y que hacían sus necesidades (aguas mayores sólo, ¿eh?, las menores las hacían donde les pillaba) en una cabaña hecha de cartones de huevos, tablas y uralita que quedó totalmente destrozada tras el paso del tren de la ira blaugrana. Así que, a partir de entonces, cuando un miembro del clan Peláez pretendía deponer sus heces el resto de la familia gritaba a coro “A cagar a la vía”, expresión que se hizo muy famosa en el Cabanyal y que, veloz como el rayo, atravesó geografías, mapas y leyendas en poco tiempo llegando a ser popular incluso en la Conchinchina, donde los nativos del lugar la emplean día sí y día también.

- ¡Joder! Este chaval es un poeta… -maravillóse Ximénes.

- …Y un mentiroso –intervino entonces el más viejo del lugar que acababa de llegar de su excursión a Benidorm y escuchó el final de la historia que le estaba endilgando el chavalillo al pobre y resacoso Ximenes.

- ¡Canastos! –exclamó el incrédulo pardillo de Ximenes al tiempo que arrebataba al chaval el paquete de puritos Reig.

(haced apuestas, ¿sigue o no sigue la historia?)