Exclusiva!!!
El dicharachero equipo de Infulas ha descubierto la imagen que vale menos que mil palabras.
No dirán los lectores que no les cuidamos.
viernes, 28 de julio de 2006
jueves, 27 de julio de 2006
El origen de la expresión: este entrenador no se come los turrones
Amigüitos, como todos sabemos, cuando el entrenador de un equipo de fútbol ofrece, a las primeras de cambio, dudas sobre si podrá conseguir los objetivos planteados a principios de temporada, se suele decir: "Este entrenador no se come los turrones".
Pero si lo piensas bien, esta expresión es un poco idiota.
Vamos, que puede ser que el entrenador sea destituido antes de Navidades, pero, ¿por eso va a dejar de poder comer turrón en Navidad?
Por lo visto, todas las tiendas y grandes superficies comerciales en las que se vende turrón recibe una lista negra (como las de los ludópatas en los bingos) con todos los entrenadores destituidos antes de navidades.
- Buenas, ¿me da una barra del duro, otra del blando, una de yema y otra de chocolate?
- Mmmmmmm... sí, ¿le importa mostrarme su DNI?
...
- Espere un momento, que compruebe sus datos...
...
- No va a poder ser, lo siento mucho. Su nombre figura en la lista de Entrenadores Destituidos. Tenemos terminantemente prohibido por la Federación de Fútbol y la Liga de Fútbol Profesional suministrar cualquier dulce navideño a nadie que figure en esa lista. Lo siento.
- ¿Y una caja de polvorones? ¿Unos mazapanes?
- Nada. Absolutamente nada. De veras que lo lamento... Anda, márchese, o me veré obligado a dar parte a las autoridades y se queda usted también sin cava.
Claro, el entrenador, absolutamente desolado, se ve obligado a recurrir al mercado negro, donde los productos turroneros alcanzan unos precios prohibitivos...
- ¿Mil euros por un 1880?
- No te jodes, el turrón más caro del mundo... ya lo dice la propaganda. Lo tomas o lo dejas...
- Joder, qué chungo es el mono...
Ahora que, mira lo que te digo, yo si fuera un entrenador que estuviera en la cuerda floja (otro día estudiaremos esta expresión), antes de que me echaran me iba a un hipermercado y me aprovisionaba de kilos y más kilos de turrón (como si se anunciara una guerra). Luego ya dormiría tranquilo. Y si me echaran, daría una rueda de
prensa en Navidad, en la que sacaría una pastilla de turrón El Lobo estilo Jijona y me comería delante de todo el mundo dos o tres trozos... incluso ofrecería a la concurrencia, que lo cortés no quita lo valiente...
Pero si lo piensas bien, esta expresión es un poco idiota.
Vamos, que puede ser que el entrenador sea destituido antes de Navidades, pero, ¿por eso va a dejar de poder comer turrón en Navidad?
Por lo visto, todas las tiendas y grandes superficies comerciales en las que se vende turrón recibe una lista negra (como las de los ludópatas en los bingos) con todos los entrenadores destituidos antes de navidades.
- Buenas, ¿me da una barra del duro, otra del blando, una de yema y otra de chocolate?
- Mmmmmmm... sí, ¿le importa mostrarme su DNI?
...
- Espere un momento, que compruebe sus datos...
...
- No va a poder ser, lo siento mucho. Su nombre figura en la lista de Entrenadores Destituidos. Tenemos terminantemente prohibido por la Federación de Fútbol y la Liga de Fútbol Profesional suministrar cualquier dulce navideño a nadie que figure en esa lista. Lo siento.
- ¿Y una caja de polvorones? ¿Unos mazapanes?
- Nada. Absolutamente nada. De veras que lo lamento... Anda, márchese, o me veré obligado a dar parte a las autoridades y se queda usted también sin cava.
Claro, el entrenador, absolutamente desolado, se ve obligado a recurrir al mercado negro, donde los productos turroneros alcanzan unos precios prohibitivos...
- ¿Mil euros por un 1880?
- No te jodes, el turrón más caro del mundo... ya lo dice la propaganda. Lo tomas o lo dejas...
- Joder, qué chungo es el mono...
Ahora que, mira lo que te digo, yo si fuera un entrenador que estuviera en la cuerda floja (otro día estudiaremos esta expresión), antes de que me echaran me iba a un hipermercado y me aprovisionaba de kilos y más kilos de turrón (como si se anunciara una guerra). Luego ya dormiría tranquilo. Y si me echaran, daría una rueda de
prensa en Navidad, en la que sacaría una pastilla de turrón El Lobo estilo Jijona y me comería delante de todo el mundo dos o tres trozos... incluso ofrecería a la concurrencia, que lo cortés no quita lo valiente...
miércoles, 26 de julio de 2006
lunes, 24 de julio de 2006
viernes, 21 de julio de 2006
jueves, 20 de julio de 2006
El origen de la expresión: ser de la partida
En vista de los muchos mensajes recibidos (bueno, no tantos...) animándonos a continuar con esta apasionante sección, hoy vamos a satisfacer una petición. Trataremos la expresión "ser de la partida".
Habrá quien opine que esta expresión proviene de una de las acepciones del sustantivo "partida", que lo define como "En el juego, conjunto de varios que entran en él como compañeros, contra otros tantos." Así, "ser de la partida" sería equivalente a formar parte del grupo de compañeros que van a entrar en un juego.
Sin embargo, el equipo de "El origen de la expresión", dicharachero como el que más, no se podía contentar con una explicación tan sencilla.
Es así que tras arduas investigaciones hemos descubierto el auténtico del origen de esta expresión.
La historia data de 1926 cuando el delantero centro Alfredo Aurelio, famoso en su club, el Real Tapas de Lavapiés, además de por portear las bolsas de balones, por llevar un record todavía hoy vigente de 140 partidos sin ser titular, tenía fundadas esperanzas de ser titular en el derby contra el Sporting Garitos de Malasaña, sustituyendo a uno de los dos delanteros centros de su equipo, que le cerraban el paso a la titularidad, Luisón y Sahuquillo, y que se encontraban, respectivamente, sancionado y lesionado. Como unas castañuelas estaba Alfredo Aurelio, completamente seguro de que sería titular. Y cuenta la historia que el entrenador (C.A. Amarrategui) convocaba partidas de mus entre los titulares, antes de cada partido importante. Ya tenía A.A. el palillo entre los dientes y la copa de coñac en la mano cuando C.A. se le acercó y le dijo: "¿Ande vas, desgraciao? Que tú no eres de la partida..." Con lo cual el pobre A.A. supo que tampoco sería titular y siguió engordando sus estadísticas de impenitente calentador de banquillos. Por lo visto, a última hora el entrenador había decidido cambiar el sistema y jugar con cinco centrales, cuatro centrocampistas y un enganche, sin delantero centro, descubriendo con ello el barraquismo. Por su parte, A.A. anunció su retirada al final de esa temporada, dedicándose el resto de su vida a la hostelería: en concreto, regentando un bar de putas, llamado La Partida, que gozó del éxito y los parabienes de la selecta clientela del muy castizo barrio de Lavapiés.
Este es el auténtico origen de la expresión "ser de la partida". Esparcíos por el orbe propagando la buena nueva. Bueno, tampoco hace falta que os vayáis a Casa Dios. Bastará con que contéis la bonita anécdota en tertulias y corrillos.
Habrá quien opine que esta expresión proviene de una de las acepciones del sustantivo "partida", que lo define como "En el juego, conjunto de varios que entran en él como compañeros, contra otros tantos." Así, "ser de la partida" sería equivalente a formar parte del grupo de compañeros que van a entrar en un juego.
Sin embargo, el equipo de "El origen de la expresión", dicharachero como el que más, no se podía contentar con una explicación tan sencilla.
Es así que tras arduas investigaciones hemos descubierto el auténtico del origen de esta expresión.
La historia data de 1926 cuando el delantero centro Alfredo Aurelio, famoso en su club, el Real Tapas de Lavapiés, además de por portear las bolsas de balones, por llevar un record todavía hoy vigente de 140 partidos sin ser titular, tenía fundadas esperanzas de ser titular en el derby contra el Sporting Garitos de Malasaña, sustituyendo a uno de los dos delanteros centros de su equipo, que le cerraban el paso a la titularidad, Luisón y Sahuquillo, y que se encontraban, respectivamente, sancionado y lesionado. Como unas castañuelas estaba Alfredo Aurelio, completamente seguro de que sería titular. Y cuenta la historia que el entrenador (C.A. Amarrategui) convocaba partidas de mus entre los titulares, antes de cada partido importante. Ya tenía A.A. el palillo entre los dientes y la copa de coñac en la mano cuando C.A. se le acercó y le dijo: "¿Ande vas, desgraciao? Que tú no eres de la partida..." Con lo cual el pobre A.A. supo que tampoco sería titular y siguió engordando sus estadísticas de impenitente calentador de banquillos. Por lo visto, a última hora el entrenador había decidido cambiar el sistema y jugar con cinco centrales, cuatro centrocampistas y un enganche, sin delantero centro, descubriendo con ello el barraquismo. Por su parte, A.A. anunció su retirada al final de esa temporada, dedicándose el resto de su vida a la hostelería: en concreto, regentando un bar de putas, llamado La Partida, que gozó del éxito y los parabienes de la selecta clientela del muy castizo barrio de Lavapiés.
Este es el auténtico origen de la expresión "ser de la partida". Esparcíos por el orbe propagando la buena nueva. Bueno, tampoco hace falta que os vayáis a Casa Dios. Bastará con que contéis la bonita anécdota en tertulias y corrillos.
miércoles, 19 de julio de 2006
La tribuna del lector
(Publicamos la primera colaboración enviada a Infulas. El autor ha preferido permanecer en... sí, en efecto, en el economato. Firma pues con un pseudónimo. No sin lo que, animamos a nuestros lectores, si los hubiere, a que se sientan libres de enviarnos cuantas colaboraciones consideren oportunas. Pagamos por peso y como ven, el control de calidad es... digámosle laxo).
Los quebrados
Hace ya tiempo que los quebrados dejaron de ser materia en las escuelas. Sí, ya sé. Durante la primera involución educativa (a mediados de los setenta), los quebrados siguieron existiendo como concepto, aunque se les cambió el nombre por el mucho más repipi de “fracciones”. Perdónenme el exabrupto pero, ¿qué gilipollez es esa de las fracciones?
En realidad, todo era un plan sibilinamente trazado para dar entrada a la metrosexualidad que nos invade estos aciagos tiempos. ¿Cómo se puede sustituir un nombre tan recio, racial y español como “quebrado” por una fruslería como “fracción”?
Las fracciones es mejor dejarlas para la lotería.
Pero no, eso no detuvo a los adalides de la ñoñería imperante... No tuvieron suficiente con debilitar el noble concepto de quebrado cambiándole de nombre. Vinieron luego con la inadmisible falacia de los números decimales. No sólo con los números decimales, no. No se contentaron con eso. Trajeron incluso los números decimales periódicos. Ya entonces empecé a sospechar de que todo se trataba de un plan maestro para borrar de nuestra memoria los números quebrados. ¿A qué mente enferma se le ocurre que 0,33333333333333... es más preciso (no digamos ya, más estético) que 1/3? Intente, intente usted escribir un hermoso quebrado como 1/3 en su ordenador; pero bien escrito, con su 1 arriba, su línea horizontal y su 3 abajo. ¿A que es difícil? ¿No es eso una prueba más de que no soy un conspiranoico de tres al cuarto? (¿pillan el chiste?)
¿Y el punto decimal? Si los números decimales ya eran intolerables, ¿qué me dicen del punto decimal. Por lo menos, la coma decimal (¡ojo! Puesta arriba, a modo de apóstrofe) era nuestra. Tampoco se conformaron con la coma y el punto decimal irrumpió en nuestras vidas como elefante en cacharrería. Además, tuvieron que ponerlo abajo, para confundirlo con nuestros puntos separadores de miles. Así fue como llegamos a que algo tan hermoso como ¾ tuviese que ser transcrito como 0.75. Un verdadero desatino, no me lo negarán.
Durante un tiempo, quien esto firma se mantuvo alerta y vigilante, tratando de luchar contra la injusta invasión de los decimales. La lucha fue en vano. Era una cruzada perdida de antemano.
Una confabulación judeo-masónica perpetrada desde las altas esferas del poder contra la que era imposible alzarse se hallaba detrás del proceso de vanalización de los números quebrados. Los números quebrados, como los antiguos colaboradores de Stalin, desaparecían de los libros de texto como por arte de magia.
Derramé unas lágrimas mientras, sabiéndome derrotado en una pugna desigual, escribía en mi viejo cuaderno Rubio el último quebrado.
Ahora me dedico a los sudokus.
Un pseudónimo
Los quebrados
Hace ya tiempo que los quebrados dejaron de ser materia en las escuelas. Sí, ya sé. Durante la primera involución educativa (a mediados de los setenta), los quebrados siguieron existiendo como concepto, aunque se les cambió el nombre por el mucho más repipi de “fracciones”. Perdónenme el exabrupto pero, ¿qué gilipollez es esa de las fracciones?
En realidad, todo era un plan sibilinamente trazado para dar entrada a la metrosexualidad que nos invade estos aciagos tiempos. ¿Cómo se puede sustituir un nombre tan recio, racial y español como “quebrado” por una fruslería como “fracción”?
Las fracciones es mejor dejarlas para la lotería.
Pero no, eso no detuvo a los adalides de la ñoñería imperante... No tuvieron suficiente con debilitar el noble concepto de quebrado cambiándole de nombre. Vinieron luego con la inadmisible falacia de los números decimales. No sólo con los números decimales, no. No se contentaron con eso. Trajeron incluso los números decimales periódicos. Ya entonces empecé a sospechar de que todo se trataba de un plan maestro para borrar de nuestra memoria los números quebrados. ¿A qué mente enferma se le ocurre que 0,33333333333333... es más preciso (no digamos ya, más estético) que 1/3? Intente, intente usted escribir un hermoso quebrado como 1/3 en su ordenador; pero bien escrito, con su 1 arriba, su línea horizontal y su 3 abajo. ¿A que es difícil? ¿No es eso una prueba más de que no soy un conspiranoico de tres al cuarto? (¿pillan el chiste?)
¿Y el punto decimal? Si los números decimales ya eran intolerables, ¿qué me dicen del punto decimal. Por lo menos, la coma decimal (¡ojo! Puesta arriba, a modo de apóstrofe) era nuestra. Tampoco se conformaron con la coma y el punto decimal irrumpió en nuestras vidas como elefante en cacharrería. Además, tuvieron que ponerlo abajo, para confundirlo con nuestros puntos separadores de miles. Así fue como llegamos a que algo tan hermoso como ¾ tuviese que ser transcrito como 0.75. Un verdadero desatino, no me lo negarán.
Durante un tiempo, quien esto firma se mantuvo alerta y vigilante, tratando de luchar contra la injusta invasión de los decimales. La lucha fue en vano. Era una cruzada perdida de antemano.
Una confabulación judeo-masónica perpetrada desde las altas esferas del poder contra la que era imposible alzarse se hallaba detrás del proceso de vanalización de los números quebrados. Los números quebrados, como los antiguos colaboradores de Stalin, desaparecían de los libros de texto como por arte de magia.
Derramé unas lágrimas mientras, sabiéndome derrotado en una pugna desigual, escribía en mi viejo cuaderno Rubio el último quebrado.
Ahora me dedico a los sudokus.
Un pseudónimo
martes, 18 de julio de 2006
Reflexión a bote pronto #28
A los italianos les encanta Victoria Prego. Claro, son unos resultadistas.
lunes, 17 de julio de 2006
Entrevista a El Koala
El equipo de Infulas concertó una entrevista con El Koala. Cuando llegó, nuestro colaborador (cuyo nombre mantendremos en el economato, en previsión de indeseables secuelas para su familia), encontró a este siniestro persojane (es zurdo) atareado en la instalación de su famoso "corrá".
Al ver a nuestro enviado especial, El Koala prorrumpió en un despiadado ataque de golpes y patadas que tuvo como infausto destinatario a nuestro hombre y como triste consecuencia no pocas contusiones y varias costillas rotas. Vamos, que le soltó una ensalada de hostias (nada de medias hostias) de padre y muy señor mío.
Al ser interrogado posteriormente por la Benemérita, El Koala sólo pudo articular unas palabras parecidas a "M'habían disho que tenía casé unam palisá pal corrá".
Al ver a nuestro enviado especial, El Koala prorrumpió en un despiadado ataque de golpes y patadas que tuvo como infausto destinatario a nuestro hombre y como triste consecuencia no pocas contusiones y varias costillas rotas. Vamos, que le soltó una ensalada de hostias (nada de medias hostias) de padre y muy señor mío.
Al ser interrogado posteriormente por la Benemérita, El Koala sólo pudo articular unas palabras parecidas a "M'habían disho que tenía casé unam palisá pal corrá".
Reflexión a bote pronto #27
Hay trenes que sólo pasan una vez en la vida.
Por ejemplo, los que te pasan por encima.
(Gracias, Amparo)
(Gracias, Amparo)
viernes, 14 de julio de 2006
jueves, 13 de julio de 2006
miércoles, 12 de julio de 2006
Lanzamiento de enanos
Cuando montas un circo y te crecen los enanos, siempre puedes intentar lanzarlos lo más lejos posible. Es una posible manera de transformar un problema en una oportunidad.
Quizás así fue como nació el concurso de lanzamiento de enanos en Australia.
Otro día, si acaso intentamos hacer una entrevista a uno de los enanos, antes, durante y después.
¿Tuno o perroflauta?
martes, 11 de julio de 2006
Reflexión a bote pronto #24
Aunque el príncipe midiera 1.50m, ¿habría que seguir llamándole Su Alteza?
lunes, 10 de julio de 2006
Aforismo de todo a un euro #4
(Ensobrador de azúcar, ya sabe, hay confianza)
Aguardar es de pusilánimes. Fumando empero el tiempo acelero.
Aguardar es de pusilánimes. Fumando empero el tiempo acelero.
viernes, 7 de julio de 2006
jueves, 6 de julio de 2006
Alcoyano
Si yo fuera candidato a presidente del Alcoyano, anunciaría un acuerdo para el fichaje de estos dos cracks.
¿El carnet por puntos? ¿Lo qué?
P: ¿Cuántos puntos tengo que conseguir para que me den el jamón?
R: Señora, dije "carnet por puntos", no "carne e prosciutto".
R: Señora, dije "carnet por puntos", no "carne e prosciutto".
lunes, 3 de julio de 2006
Reflexión a bote pronto #22
Los chinos están completamente convencidos de que Rusia y Portugal son naciones hermanas.
domingo, 2 de julio de 2006
Aforismo de todo a un euro #3
(Señor ensobrador de azúcar, siéntase libre de usar estos aforismos como frase para sus sobres)
Dura menos que una bolsa de gominolas con forma de polla en la puerta de una escuela de enfermería.
(auto-homenaje)
Dura menos que una bolsa de gominolas con forma de polla en la puerta de una escuela de enfermería.
(auto-homenaje)
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