En julio de 1969, poco antes de que el módulo de mando Columbia, integrante de la misión Apolo XI, alunizara en superficie lunar por primera vez, Michael Collins fue informado de que él se quedaría en la nave, de que él no podría darse un paseíto por la Luna.
Evidentemente, le sentó fatal y durante algunos minutos elucubró un posible sabotaje.
"Ahora les cierro la puerta de la nave a estos pelotas de Armstrong y Aldrin y ¿qué? ¿quién se va a reir más?"
Finalmente, como sabemos, no lo hizo y los tres astronautas pudieron regresar a la tierra sanos y salvos.
3 comentarios:
Sí, pero Michael Collins volvió hecho una furia y se fue directo a Irlanda a poner bombas
verídico
porcier, tenía un primo que vivía en Massarojos llamado Miquel Collons...
Jajaja, qué bueno!
Que no lo hizo, dice...
Ay...
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