El caso de 'Patatas traigo' había sido resuelto con limpieza. Con algo de suerte, es cierto, así lo admitía el propio Ximenes camino de un autohomenaje celebratorio. Pero también, con un mucho de trabajo: esas tardes viendo el Diario de Patricia junto a Sento el Gros habían sido realmente agotadoras. Pero, recórcholis, el caso estaba resuelto y eso era lo importante. El cheque del misterioso encargante cobrado y los honorarios del inspector Ximenes en su bolsillo. Y, sin embargo...
Sin embargo, había algo que no encajaba. La rápida resolución del caso merced a la súbita aparición del cuarentuno con cara de pan... Mmmm, Ximenes se sintió un poco como un pescado: había algo en todo aquello que le escamaba. Su nariz le decía que algo olía mal en Dinamarca... sería pescado podrido.
En cualquier caso, decidió apartar esos pensamientos de su mente. Y así lo hizo de un manotazo que se endilgó a sí mismo... Además, ya empezaba a anticipar el sabor de la docena de barrechats que se proponía plimplarse en la Bodega Fila (también conocida como El Labrador), de donde era licenciado en filalogía (de hecho, la cara de un joven y barbilampiño Ximenes aparecía en la orla que presidía el local).
Antes de llegar a la bodega se cruzó con Tartamundos Trotamudo, quien, sin detenerse, le apuntó 'Cuidado con los cordones'. Cuando Ximenes se agachó para atárselos vio que tenía una nota pegada a la suela de su zapato que decía 'Quedan cabos sueltos' y en el otro zapato otra nota 'Salva al tuno, salva al mundo'. Y una tercera nota pegada a la primera 'Cuidado con las dicotiledóneas'. "Mmmm... Inquietante", pensó Ximenes, pero no mucho porque de inmediato la imagen de la docena de barrechats de cazalla y mistela volvió a ocupar todo su cerebro.
En otra parte de la ciudad, en concreto en Benimaclet, tres hermanos cincuentones, solterones y barrigudos sorbían combinados de Licor 43 con naranja desde el fondo de un café-pub. Desde ahí, pocos lo sabían, controlaban el mundo. Mariano W. Wilkinson entró en el café-pub y caminando lentamente se acercó hasta el rincón donde se encontraban los Hermanos Machancoses. Tras una humilde inclinación de cabeza por todo saludo, informó "Todo en orden. Se han tragado el anzuelo". Los Machancoses, en señal de aprobación, sorbieron al unísono una generosa dosis de Licor 43 con naranja, que libaban con pajitas. El menor de ellos, o sea, el de la izquierda, Sisebuto, hizo una seña al camarero, quien se acercó solícitamente, y le dijo: "Quiterio, sírvele un botellín de Cruzcampo aquí al muchacho". Wilkinson musitó un "Gracias" apenas audible.
3 comentarios:
Un cameo del autor, cual Hitchcock...
Y una honorable mención a una de las bebidas que hicieron de los 80 lo que fueron, el Licr 43 con naranja...
Promete, la nueva temporada.
Sí, Mr. Dozen, pero lo del cameo no es nuevo: ya apareció uno en el episodio 2 de la primera temporada. Checkitout:
Patatas traigo, episodio segundo
Lo del Licor 43 con naranja es un homenaje a una épica de hedonismo y excesos estéticos incluso en los combinados... bueno y también un homenaje a una bitácora hermana :-)
Lo que huele a podrido en dinamarca es el sobaquillo del Hamlet, que necesita una ducha :P
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