Hay un proverbio oriental (esto es un pleonasmo, todos los proverbios son orientales) que dice que "cuando el sabio señala la luna, el idiota mira el dedo".
Al idiota nadie le ha explicado que el dedo sirve para señalar pero no tiene entidad por sí mismo. Es decir, no merece ser mirado, según los sabios. De todas formas, si el sabio usara su otro dedo índice (que sirve para indicar o para hacer glosarios de los capítulos de un escrito) para señalarse al índice al que quiere referirse, tendríamos todos un serio problema a la hora de identificar qué cojones quiere decir el sabio.
Los sabios están sobrevalorados y los idiotas infravalorados. Los idiotas pueden señalar a las cosas de las que quieren hablar con la mirada o con un leve giro de la barbilla.
En realidad, hablar de algo está sobrevalorado. La luna está sobrevalorada. Hay demasiadas opiniones, literatura, ciencia y leyendas sobre la luna.
Al final no es más que un trozo de queso suspendido en el cielo.
Los dedos, en cambio, tienen mucha mayor utilidad. Y no se habla tanto de ellos como merecen.
Otro día hablaremos de la jerarquía y la reputación de los diferentes dedos de una mano y, por qué no, de un pie. O de ambos.
1 comentario:
Eso es poner el dedo en la llaga
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