Infiero que el hombre es el escultor y la mujer algo así como su secretaria, su asesora o su ayudante.
Durante el montaje, suena el teléfono del artista, quien se desentiende del proceso y simplemente abandona el lugar.
La secretaria mira al escultor, mira a los operarios, que le miran esperando instrucciones. La secretaria duda y luego imita al escultor. Es decir, se las pira de allí.
Los operarios no dudan, sólo esperan unos segundos y se las piran de allí con unas sonrisas apenas disimuladas.
La obra de arte ha quedado tal cual estaba. Arte automático.
Y lo mejor es que todo este proceso ha ocurrido en apenas 30 segundos. Arte instantáneo.
1 comentario:
Genial...puro surrealismo
Breves
d.D´
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