Conversación entre dos jubilados escuchada en la sala de espera de un ambulatorio:
- ¡Ché! Estoy preocupado...
- ¿Pues qué te pasa?
- Estoy preocupado... Tengo esta muñeca -y se señala la muñeca de la mano izquierda-. Tengo esta muñeca, que se me está hinchando...
- ¿Y?
- Y estoy preocupado porque pienso: "Ché, ¿que no tendré yo una muñeca hinchable y no me he enterado?"
2 comentarios:
Si no fuera porque son dos jubilados (siempre hay que respetar a los mayores), diría que el señor tiene la muñeca hinchada porque no tiene muñeca hinchable...
Vaya, ya lo he escrito.
Las ilusiones son siempre proporcionales al conflicto resultante entre ésa y la medida en que aumenta.
De los ilusos, y sólo en ellos, se reflejan los anhelos más supersticiosos que el hombre conserva a lo largo de su vida, o bajada, según sea el caso y la edad en la que se encuentre.
Es por lo tanto, no sólo óptica esa visión fantástica recibida en carnes propias; sólo que no es látex ni termoplástico posible. De ahí se deduce el martirio al que aún se aferra aquel que nunca las ha visto y sólo lo hizo de oídas. Una lástima.
Aún y así le queda una esperanza sublime: "La muñeca que hincha en edad avanzada sucumbe en rutina improductiva, finalmente desencadena reacciones inagotables de cansancio extremo" Tiempo estéril para la mente calenturienta de viejo verde
Eso... :)´
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