martes, 6 de junio de 2006

En defensa de... los farmacéuticos

La sección dedicada a la defensa de los colectivos tradicionalmente maltratados por la sociedad. Hoy dedicaremos esta sección de utilidad social a los farmaceúticos.

Casi todo el mundo odia a los farmaceúticos pero las razones aparentes para ello, una vez analizadas con cierto rigor, se desvelan insuficientes para justificar esa animadversión de la que son objeto las profesionales de la aspirina y la receta.

Así pues, en esta sección nos encargaremos de sacar a la luz las razones por las cuales los farmaceúticos merecen tanto cariño y reconocimiento social como cualquiera de nosotros (en general, no este pobre juntaletras en particular). Y, si no lo conseguimos, al menos esta sección servirá para que si alguno de nuestros lectores está intentando ligar con alguien y empieza a desbarrar de los farmaceúticos y resulta que ese o esa alguien le espeta un “Pues mi padre es farmaceútico”, pueda solventar la papeleta y salir del brete con torería y valor.

Introducido el tema, ataquémoslo de una vez por todas, ¡maldita sea!

Ya sabemos que un farmacéutico se tira cinco años estudiando, total, para qué... para hacer de dependiente de una tienda. Que no hacen otra cosa, ¿eh? ¿eh? Bueno, vale, resulta que no es fácil llegar a tener una farmacia propia. Que hay mucha mafia y eso. Cieeeeeeeeerto.

Eso quizás explica como, de manera muy similar a los notarios, nada más conseguir la titularidad de una farmacia, el farmacéutico o farmacéutica corre a comprarse una placa que dice Licenciada Sahuquillo Peláez de Sonseca.

Y, nada, después a tumbarse a la bartola, a poner unos aprendices, becarios o lo que sea a atender al personal y a ganar dinero a espuertas. ¡Envidia! El deporte nacional, amigos. Que, por cierto, muchas veces me he puesto yo a pensar en... qué tiene de deporte eso de la envidia. Yo no lo veo por ningún lado... O sea, la envidia, ejercicio no se puede decir que requiera... Vale, el ajedrez tampoco, pero bueno requiere algún tipo de actividad, aunque sea mental... De acuerdo, la envidia también exige una actividad mental por parte del envidioso... Aunque estés tumbado en el sofá en camiseta estilo imperio y con un bote de cerveza encima de la barriga, viendo la tele, y giras la cabeza y ves por el balcón como al vecino de enfrente le acaban de traer un televisor supermegagigagrande que le chorrean las pulgadas por las cuatro esquinas y encima con sonido mediahostiasurround... tienes que apretar un poco los dientes y hacer el esfuerzo mental para pensar “Joder, qué cabrón el Manolo, menuda tele que se ha comprao...” Bueno, vale, me has convencido, de acuerdo con eso de que la envidia es el deporte nacional...

Pues yo, qué quieren que les diga, soy envidioso... Me gustaría ser farmacéutico. Que la gente te tenga envidia, que te hable de usted, que te pidan tu opinión sobre si la aspirina es mejor que el nolotil si eres alérgico al Real Madrid y te duele el alma.

También me gustaría ser farmacéutico para llevar bata blanca todo el día y salir en un anuncio de detergente, explicándoles al mundo que es muy importante que la bata esté siempre blanca porque si no la gente que viene a comprar condones no se fía de la higiene del negocio.

Pero, para ser sinceros, lo más admirable de los farmacéuticos es su capacidad para entender la letra de los médicos. ¡Eso sí que tiene mérito! Cada vez que llevas una receta a la farmacia, una receta que has estado estudiando en tu casa durante horas sin entender ni papa, se la entregas al farmacéutico con una sonrisa de suficiencia y piensas “Venga, va, a ver si pillas el código da vinci, macho”... y antes de que la dejes encima del mostrador el tío lissssto va y te pregunta “¿Lo quiere en cápsulas o en grageas?” ¡Me cago en mis detritos yo siempre en grageas, joder! ¡La duda ofende! ¡Qué falta de profesionalidad!

Pero, sabeis por qué yo no puedo ser farmacéutico... Porque si lo fuera me haría llamar boticario y pondría un cartel fuera que diría “Aquí hay de todo, como en botica”, y, claro, luego tendría que montar unos grandes almacenes. Gracias por su visita. Que tenga un buen día.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pocos farmaceuticos conoces, tengo una prima.. lo malo es que es muy alta para ti y no le gustan los raros (dice que ya lo es ella bastante), pero oye si te animas hago un poco de celestina. Es licenciada en farmacia ;-))). Y se va en septiembre a Madrizz pa dos años, pero igual la relación a distancia mola con lo q te envian a ti a Madri

Pedro dijo...

Pues yo conozco a varias farmacéuticas y son todas como yo digo, sin excepción. Aun así voy a aceptar esa oferta de tu prima ;-))

Anónimo dijo...

Es un detalle que esta vez vaya para los lectores y no para los oyentes...

Yo también me apunto a lo de la prima.