Bienvenidos, lectores de Ínfulas, si los quedare, a esta nueva iniciativa perpetrada específicamente por el consejo de redacción de este su blog amigo para
Definamos el término autoayuda como primer paso introductorio. Pues si no sabemos de qué estamos hablando tampoco podremos ponernos de acuerdo, al finalizar el cursillo, en si hemos logrado o no los objetivos que nos planteemos.
Por autoayuda entendemos "que yo me ayudo a mi mismo". Al escribir este cursillo de autoayuda yo, en tanto en cuanto redactor de estas líneas, me estoy ayudando a mi mismo.
El lector, con buen tino, se preguntará: "pero, ¿y yo? ¿y yo? ¿Yo también me puedo ayudar a mi mismo si leo y asimilo todos los párrafos que componen el texto del cursillo?" Mi respuesta no puede ser otra que "Probablemente sí". La cuestión está en el vocablo "asimilar", dado que el problema de la comprensión lectora avanza inexorablemente en los océanos de la sobreexposición audiovisual a la que somos sometidos en los últimos tiempos. Si no has entendido la frase anterior tienes un problema de comprensión lectora. Pero no cantes victoria, si lo has entendido o crees que lo has entendido, no tienes ninguna garantía de no tenerlo.
Por muchas y variadas razones, si al finalizar el cursillo, el lector lee un poco mejor, ya se habrá ayudado. Si termina la lectura de todos los capítulos y extrae la conclusión de que esto es sólo un divertimento y que cualquier tipo de autoayuda sirve únicamente para ayudar pecuniariamente al autor del texto, ya se habrá ayudado. Porque, entre otras cosas, este cursillo es totalmente gratuito.
El lector escéptico elevará una ceja, fruncirá el ceño, se llevará la mano a la barbilla y se rascará lentamente el mentón, al tiempo que se pregunta: "Si el cursillo es gratuito, ¿qué saca el autor del blog de todo esto?". Y yo aplaudiré su suspicacia y responderé con alegria: "Estamos en esto por el cachondeo, la broma y las risas".
¡Bienvenidos al cursillo de autoayuda por fascículos!