martes, 14 de abril de 2020

Caritas

Caritas en realidad no era una ONG vagamente relacionada con la Iglesia.

En realidad, era un emoticono que nació con la peor de las características con las que puede nacer un emoticono: la neutralidad.

No expresaba nada.

No es que no expresara "LA NADA", sino que directamente no expresaba nada. Era un emoticono que lo mismo servía para un roto que para un descosío, lo mismo para un toro que para un torero, lo mismo para un botón que para un ojal, lo mismo para una boca que para un ojete... Era tan versátil que era completamente inútil.

Pasó por la escuela de la vida de los emoticonos sin pena ni gloria, sin triunfos ni fracasos, sin alegrías ni tristezas, sin guerra ni paz...

Cuando le tocó salir a lidiar en los cajones de emoticonos de los teléfonos móviles de las personas, quedó relegado al fondo del armario, como ese calcetín desemparejado que nunca te pones porque no sirve de nada. A nadie, de momento y hasta que se ponga de moda porque algún futbolista despistado decide salir así vestido a una rueda de prensa multitudinaria, se le ocurre salir vestido con un solo calcetín. Nadie decide poner un mensaje con un emoticono que no sirve para expresar nada.

Así que, aunque Caritas no era un emoticono feliz ni desgraciado, su vida sí que lo era. Sobre todo, por falta de uso.

Hasta que un día vio un cartel de una película protagonizada por Nicholas Cage. Y se dijo "Esta es la mía".