jueves, 28 de mayo de 2009

Nuevos métodos para ligar: hazte el interesante

Si bien no podemos afirmar que este método haya demostrado empíricamente su eficiencia, tampoco podemos afirmar categóricamente lo contrario.

Queda pues a la elección del interesado, si usarlo, si no usarlo o si utilizarlo con las modificaciones que se consideren convenientes.

El método en cuestión, intitulado "Hazte el interesante", consiste en:

"Vete a un bar, pub o discoteca; agénciate un lugar en lo más recóndito de la barra más oscura; pide una copa sin mirar al camarero; sórbela lentísimamente mientras te miras la punta de los zapatos... ¡y espera! No se garantiza que la chica más guapa del local se preocupe por ti y venga a preguntarte si te pasa algo... ¡pero podría ocurrir!"

miércoles, 27 de mayo de 2009

Un chiste que me saco de la chistera

Varsovia, Polonia, octubre de 1943.

Un polaco huye del ghetto y es perseguido por un soldado nazi.

El polaco tropieza, se levanta y sigue su huída por un callejón sin salida, muy oscuro.

El soldado le da alcance y le encañona con su rifle.

Entonces una luz sobrenatural aparece y se posa sobre la pared del fondo del callejón, aparece un ojico enmarcado en un triángulo isósceles. Del ojico sale una voz que, tras carraspear, le dice al soldado:
- Has de dejar vivir al polaco. Está escrito que este polaco sea Papa en el futuro.
- Sí, pero... ¿y yo? -repone el soldado alemán.
- No te preocupes, tú serás el siguiente Papa, justo después del polaco.

lunes, 25 de mayo de 2009

La vergüenza y cómo conocerla

Muchos de nuestros lectores, al igual que el humilde juntaletras que teclea estas palabras, se habrán sentido descritos cuando hayan escuchado la expresión "No tienes vergüenza ni la has conocido nunca".

Sirve esta frase para referirse a los sinvergüenzas, individuos que proliferan sobre la faz de la tierra en estos tormentosos comienzos de milenio. Basta echar un vistazo a cualquier periódico y, mirando simplemente las fotos, darse de bruces con varias decenas de ellos. De sinvergüenzas de alto nivel, porque con sinvergüenzas de andar por casa uno se tropieza en cada esquina.

En fin, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, así que yo, como no quiero ser torero, pasaré a referirles a nuestros lectores (si los hubiere) cómo conocí la vergüenza, demostrando de este modo (de manera sibilina, bien es cierto) que, sobre el papel, no soy un sinvergüenza.

Principios de los ochenta, adolescencia incipiente, situación económica familiar no demasiado boyante, barrio problemático, supermercado de barrio, campaña publicitaria agresiva... Todos esos factores confluyeron para que el tontuelo que ahora firma este texto, entonces fuera un impresionable chavalín con dudas acerca de la frontera entre el delito, la gamberrada y la justicia a lo Robin Hood. Los sobres de Tang (Nota para los más jóvenes: polvos que al mezclarlos con agua se convertían en refresco de naranja) estaban en una zona especialmente poco vigilada del supermercado, y, sin premeditación ni hostias, para allá que me fui con cierto nerviosismo y pantalones anchos. Un sobre, dos, hasta tres... Huida demasiado presurosa y cuando estaba a punto de cruzar las puertas de la calle, una mano de cemento sobre mi hombro. ¿Adónde crees que vas, chaval?

Un interrogatorio de esos de las películas, con focos proyectando una luz amarilla sobre mi rostro, con humo de cigarrillos sobre mis ojos, policía bueno y policía malo, amenazas veladas, y no tan veladas... finalmente la fatídica llamada a mi madre...

¡Qué vergüenza pasé, amigos!

Yo sí la conozco, la vergüenza, pienso cada vez que escucho la frase que comentaba al principio. Yo sí la conozco, cómo no la voy a conocer: me pillaron robando sobres de Tang en un Superette.

jueves, 21 de mayo de 2009

La historia en exclusiva

Declaraciones en exclusiva del Perro de Paulov (que se llamaba Toby), minutos antes del célebre experimento:
- ¡Guau!

Declaraciones en caliente de Toby, segundos después del famoso experimento:
- ¡Aguau!

martes, 19 de mayo de 2009

Microrrelato

Su amor no era sencillo

Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.

(Gracias, Mario, y hasta siempre)

viernes, 15 de mayo de 2009

An y versario

Que me acabo de dar cuenta de que hoy Ínfulas cumple 3 añitos.

Felicidades a todos los lectores y enhorabuena al redactor jefe, Tartamundos Trotamundo, por tan ímproba labor. O algo.

SPyMH24: La Batalla de la Plaza del Cedro

El despertador de Mediahostia le devolvió a un mundo en el que no quería vivir. No sólo por la insoportable resaca, era también volver a la dura realidad: el sueño del primer título del Athletic en muchos años había durado sólo tres días de fiesta y desenfreno... pero al final se había terminado de manera abrupta.

Por si esto fuera poco, Superpoco seguía en paradero desconocido y esta tarde Ximenes-Escohombre les había convocado en el Justo porque preveía que en la Plaza del Cedro iba a tener lugar lo que había dado en denominar La Batalla de la Plaza del Cedro.

Así que Mediahostia miró el reloj, vio que ya eran las dos, se pasó un agua por la cara y se fue a la Cafetería Caché a por el menú del día... De puta madre: había fabada, lo mejor contra la resaca. Tras una siesta de esas con baba y todo en el mismo bar, se encaminó al Justo donde empezó a pedir carajillos hasta que fueron llegando todos.

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Podemos decir sin temor a equivocarnos que el Profesor Sanahuja les había vendido la burra a los Hermanos Machancoses. Su "temible" arma no era otra cosa que una bomba de cocacola con mentos con bombas fétidas adosadas. De muchísimos megatones, eso sí. Pero después de haberlo escuchado hablar de dicotiledóneas y partículas subatómicas, los mafiosos de Benimaclet se esperaban algo más... "científico". En cualquier caso, el plan ya estaba en marcha y ahora nada ni nadie los podía detener el PEPDEM (Plan De Emergencia Para Dominar El Mundo). ¿Nada? ¿Nadie?

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Superpoco observaba la Tierra desde el Mar de la Tranquilidad. Se encontraba la mar de tranquilo.

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Ximenes pedía silencio para hablar, pero con el ruido del bar nadie lo escuchaba... Se tuvo que transformar en Escohombre para acojono de toda la concurrencia. Bastó una frase suya para poner en marcha el plan de contingencia diseñado la noche anterior: "A POR ELLOS OEEEEEEEEEEEE, A POR ELLOS OEEEEEEEEEE, A POR ELLOS EEEEEEEEOOOOOOEEEEEEE!!!".

Mediahostia, melancólico, tuvo el presentimiento de que Superpoco iba a ser el protagonista de la salvación de la Tierra. Tuvo un flashback larguísimo sobre todo lo que había vivido con Superpoco (si queréis verlo, id aquí y vais repasando los capítulos desde el primero hasta el último). Cuando volvió en si, estaba solo en el bar.

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Sento el Gros le dijo a Sahuquillo: "Tú mira por ahí y yo miraré por aquí."

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Mariano W. Wilkinson guiaba a Ciriaco el Gandul, que portaba sobre sus anchas espaldas el mecanismo del CPD (Cañón Pédito Dicotiledóneo). Vio un bocadillo de mortadela en el suelo y a punto estuvo de caerse con todo el equipo encima.

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"Esto ya está", comunicó via teléfono celular Mariano W. Wilkinson a los Machancoses, una vez hubo instalado el arma en el centro neurálgico de la Plaza del Cedro.
- OK, dale al Play.
- ¿Dónde está el Play?
- ¿Que dónde está el Play? Y yo qué coño sé... Espera que mando para allá a Sanahuja y te lo explica...

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"Alto ahí, quedarse quietos o disparo", Sento el Gros apuntaba encendido a Wilkinson y Ciriaco con un caliqueño. Ximenes no había previsto la enventualidad de que fuese necesaria un arma digamos... más disuasoria. Justo en ese momento se incorporó al grupo Melitón Machancoses que, en su inmensa hospitalidad, conminó a Ciriaco a que le ofreciera un cenicero al señor Sento. Este retrocedió y se tropezó con Sahuquillo que venía acompañado de Óptimo Bruno. Este lo vio claro: "¡¡¡Hay que desventar las cocacolas antes de que sea demasiado tarde!!!".

Justo entonces llegó Escohombre que se dirigió hacia toda velocidad a los depósitos de cocacola... Pero Ciriaco, que había estado manipulando el cañón en busca de un cenicero accionó por error un botón que no sabía para qué servía pero tenía adherida una pegatina con un triángulo verde apuntando para la derecha... Eso puso en marcha la máquina inexorable de destrucción (también conocida como CPD).

Los 150 kg. de caramelos Mentos se vertieron sobre los inmensos tanques de cocacola y empezaron a obrar una reacción de una efervescencia indomable... Las bombas fétidas ya no pudieron aguantar más y explotaron por vergüenza... ¡Era el fin! Toda la Humanidad se iba a convertir en neoliberales con rizos engominaos...

Pero... ¡JUSTO EN ESE MOMENTO!, apareció Mediahostia que tardo así como cinco segundos en hacerse cargo de la situación... Mucho tiempo, diréis... bueno, en realidad fue menos tiempo, pero pasó así como en cámara lenta... Se acojonó tanto Mediahostia cuando supo qué estaba pasando que su miedo y sus tripas poco cuidadas ese día produjeron una reacción conocida (¡EL SUPERPEDO INCENDIARIO!). Y resulta que este superpedo incendiario anulaba completamente los efectos del CPD. El Profesor Sanahuja, que en ese momento llegaba, hubiera podido preverlo si hubiese tenido más tiempo para sus experimentos, pero "como aquí siempre vamos con el reloj pegao al culo".

La Humanidad, gracias a Mediahostia, estaba salvada.

Horas después la Policía detenía a todos los componentes del Clan de los Machacoses... Les esperaba una buena temporada en la Penitenciería de Socuéllamos.

El Supergrupo de Ximenes, como dio en denominar la prensa a nuestros amiguitos del alma, estaba celebrando el éxito cuando llegó Superpoco. Todos se quedaron anonadados cuando le oyeron decir: "Creo que me voy a hacer budista".

(Fin de la primera temporada)

lunes, 11 de mayo de 2009

Oto micoelato

El aspecto tan apetitoso que el indefenso submarinista ofrecía al tiburón fue lo que le salvó.

Al tiburón se le hizo la boca agua.

viernes, 8 de mayo de 2009

Microrrelato

El pedigüeño cometió el error de pedir al asesino: Déjame algo suelto.
Y el asesino lo troceó.

martes, 5 de mayo de 2009

Humor de ambulatorio

Conversación entre dos jubilados escuchada en la sala de espera de un ambulatorio:

- ¡Ché! Estoy preocupado...
- ¿Pues qué te pasa?
- Estoy preocupado... Tengo esta muñeca -y se señala la muñeca de la mano izquierda-. Tengo esta muñeca, que se me está hinchando...
- ¿Y?
- Y estoy preocupado porque pienso: "Ché, ¿que no tendré yo una muñeca hinchable y no me he enterado?"