(Extracto del muy recomendable "
Bienvenido al Mundo. Enciclopedia Universal Clismón" de Miguel Brieva)
De repente, sonó el teléfono. Al otro lado del auricular, sonó una voz:
voz 1: Hola, ¿quién es usted?
voz 2: ¿Cómo que quién soy?
voz 1: Sí, si no es mucha molestia, me gustaría saber con quién hablo exactamente...
voz 2: Pero...¡¿y usted?! ¿Quién es usted?
voz 1: La verdad, no lo sé...
voz 2: ¿Que no lo sabe?... ¿Y a mi qué me cuenta? ¡Y yo qué sé!
voz 1: Vaya, pensé que tal vez usted sabría...
voz 2: Pero ¿qué voy a saber yo? No le conozco a usted de nada.
voz 1: Ah... entonces, ¿no le conoce?
voz 2: ¿A quién?
voz 1: A usted.
voz 2: ¿A usted?
voz 1: Sí, acaba de decir que no le conoce a usted de nada.
voz 2: ¿Usted? Pero ¿quién demonios es usted?
voz 1: Eso es exactamente lo que yo querría saber; de hecho, esa ha sido mi primera pregunta, y tal vez hubiera sido efectiva y hubiera obtenido alguna respuesta si no me hubiera respondido con la misma pregunta que yo le hacía. Solicitaré, pues, de nuevo la información: ¿quién es usted?
voz 2: Usted... usted... llama a mi casa... ¡y se pitorrea en mis propias narices!
voz 1: ¿Lo dice en serio? ¡Qué canallada!... ¿Y lo hace muy a menudo?
voz 2: ¿Quién? ¿Qué?...
voz 1: Usted... lo de llamarle a casa y pitorrearse en sus narices... ¿Lo hace a menudo, él...?
voz 2: ¿Él?
voz 1: Usted, hombre, usted... ¡me refiero a él todo el rato!
voz 2: Pero ¿quién rayos es usted? ¡¿Quién rayos es usted?!
voz 1: ¡Ah! Ya veo que comienza a picarle también la curiosidad. Menudo temita, ¿eh? Tremendamente complicado. Llevo toda la vida, se podría decir, tratando de saber quién es usted, y aún no he podido obtener más que vagas pistas al respecto.
Que si usted es un mamarracho, que si a usted deberían encerrarle... siempre mascullado entre gruñidos... y ahora lo de que le llama a casa para pitorrearse. ¡Menudo elemento debe de estar hecho ese usted! Ya me gustaría a mi decirle un par de cosas, ya me gustaría...
voz 2: ¿Es que no ve usted que usted... es
usted?
voz 1: No sé, parecería de lo más normal, pero habría que preguntárselo a él.
voz 2: ¡No! Usted, su persona... la persona que habla conmigo en estos mismos momentos... ésa... ¡ésa es usted!
voz 1: ¿Quién? ¿YO?
voz 2: ¡Sí! ¡USTED!
voz 1: ¿Yo o usted?
voz 2: Usted es yo... y usted a la vez.
voz 1: ¡Qué complicación! ¿En qué quedamos, entonces? ¿Yo soy yo y usted a la vez?
voz 2: ¡Exactamente!
voz 1: ¡Vaya!... ¡Ésta sí que es buena!... Por si no tenía suficiente con ser yo, ahora además tengo que ser también usted.
(Gracias Melush por la insistencia en la recomendación)