Lee Harvey Oswald, con mucha maña, se agenció una máquina de pinball amañada para que no se colara la bola. El pobre agente no pudo resistir la tentación de superar su propia marca.
Los de la CIA nunca sospecharon de ese cacharro que campaba en medio de la calle.
Lee Harvey Oswald, con mucha maña, se agenció una máquina de pinball amañada para que no se colara la bola. El pobre agente no pudo resistir la tentación de superar su propia marca.
ResponderEliminarLos de la CIA nunca sospecharon de ese cacharro que campaba en medio de la calle.
Apuesto a que fue como tú dices, Carmona.
ResponderEliminarVeo y doblo la apuesta: digo que era yo la agente ludópata. (Tal vez meta la pata con farol si después resulta que eras tú el del pinball).
ResponderEliminarLo veo y dos más.
ResponderEliminarYo era el farol, primo del pinball.
Madre mía, parezco Michael Robinson escribiendo: "Veo y doblo", "la pata con farol"...
ResponderEliminarSaludos a tu primo, por cierto.
Michael Robinson desyunó una vez en Dallas con mi primo.
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