sábado, 13 de mayo de 2017

Una historia de amor

Se sentía arrastrada, empujada, conducida... y ella no parecía tener ninguna posibilidad de elegir su propio camino. Se sentía vacía y realmente lo estaba desde que la habían abandonado en la calle. Al principio, comenzó a moverse despacio y parecía que incluso podía decidir cómo y por dónde moverse. Pero apenas, sin darse cuenta, el viento comenzó a "ayudar" sus movimientos. Parecía que el viento le hacía más fácil seguir moviéndose, pero era sólo una apariencia. Realmente, no mucho después, ella se percató de que quien decidía sus movimientos, su dirección, su velocidad... era el viento. Entonces comenzó a volar. Disfrutó de un breve vuelo que finalizó bruscamente en un golpe contra el pavimento de la calle. Ya se había dado cuenta de que no tenía ningún albedrío. Entró en un parque y entonces lo vio. Otro golpe de viento la elevó, le hizo dar un par de tirabuzones en el aire hasta que finalmente quedó atrapada por él.

La bolsa de plástico quedó enganchada en la rama del árbol. Durante mucho tiempo, no sé exactamente cuánto, ese abrazo que el árbol dio a la bolsa significó mucho para mi. Desde la ventana de mi oficina, cada mañana comprobaba que había cosas que podían perdurar. Una bonita metáfora, una hermosa historia de amor.

Pero una mañana, el mismo vehículo que les había unido, en una cruel ráfaga, la destrozó a ella que, hecha jirones, no pudo resistir mucho más y, finalmente, en varios trozos abandonó a su amado. No sé si al árbol le costó mucho recuperarse, o le costó poco olvidarla... Pero a mi me afectó más de lo que soy capaz de admitir.