sábado, 16 de julio de 2016

Reflexión a bote pronto #301

Llegado al punto de que se le permitiera elegir, ¿dónde preferiría el ocasional lector y/o comentarista de Ínfulas pasar sus últimas doce horas?

Opciones:

  • Garito de mala muerte (opción etílica).
  • Antro de vicio y perversión (opción viciosa).
  • Habitación de hospital (opción tristona).
  • Putiferio o en su defecto mansión de Playboy (opción venérea).
  • Isla desierta con cocoteros, increíbles atardeceres y una naturaleza con la que poder ser uno o una y trino o trina (opción new-age).
  • Catedral, monasterio, convento o algo así muy místico tipo Tíbet (opción espiritual).
  • Cabina de criogenización (opción Walt Disney).
  • Discoteca llena de maricas (opción Punsetes).
  • Cualquier otra cosa que se le ocurra al lector y/o comentarista y que quiera compartir con el resto de los compañeros infuleros.


lunes, 11 de julio de 2016

El rincón del poeta #2 revisited

Hace la friolera de 10 años, 1 mes y 4 días, cuando este blog tenía cierta repercusión social, cuando algún qué otro seguidor esperaba con cierta ilusión la publicación de entradas cuasi-diarias, cuando el humilde autor de esta bitácora no era tan humilde y confiaba, en que algún día gracias a ella se haría millonario, o por lo menos, famoso... hace ese tiempo se publicó una entrada etiquetada como literatura y llamada El rincón del poeta #2.

Esta entrada, por hache o por be, pasó desapercibida en las procelosas aguas del océano que se daba en conocer como blogosfera. Ni siquiera en aquella época mereció un simple comentario. Bien es cierto que quizás la entrada no tenía ni puta gracia, ni ingenio, ni gusto, ni valor alguno, pero no por eso vamos a cometer la injusticia de no defenderla.

Dado que en este blog, y en concreto la persona que usa el plural mayestático para redactar las entradas, siempre hemos sido defensores de las causas perdidas, eso es lo que vamos a hacer precisamente: defenderla. No sólo eso, la vamos a homenajear, la vamos a deconstruir y reconstruir. Que no se diga (frase que, de no ir entre admiraciones, pierde bastante fuerza, incluso raya en lo absurdo).

Ahí va ese homenaje:

Si yo tuviera una escoba
¡cuántas cosas barrería!
Mas si tuviera una aspiradora,
¿a qué aspiraría?
¿ein?
Sí, ¡yo!, tuviera una escoba.
¿Cuántas? ¿Cosas? ¡Barrería!
¿Aspiraría a tener una aspiradora?
Si yo tuviera una goma de borrar,
¿cuántas cosas borraría?
Si yo fuera rico,
¿cuántas cosas poseería?
Si sólo esta noche pudiéramos dormir
en una cama hecha de flores.
Si, si, si y sí:
si mi agüela tuviera ruedas,
ya no sería mi agüela.
¡Una escoba quisiera tener!
¡Fotre!
¡Fotre!
¡En el cajón sin ruedas!
¡Una escoba!
¿Una escoba?
¡Mi reino por una escoba!

jueves, 7 de julio de 2016

Reflexión a bote pronto #300

Si estás encurtido en mil batallas, ¿son necesariamente batallas navales?

(Esta reflexión va para nota)