jueves, 15 de enero de 2009

Escuela para Superhéroes ChurreríaElCanutoSusChurrosEnUnMinuto

Mediahostia estaba agotado. Agotado y cabreado. Y decepcionado. No pensaba que la Escuela para Superhéroes ChurreríaElCanutoSusChurrosEnUnMinuto fuese a resultar un fiasco de las proporciones de una mierda de elefante estreñido desde hace meses que no puede más y...

Pero vayamos por partes. En contra de todo pronóstico, los Reyes Magos (de los cuales Iker Jiménez dudaba y mira tú por dónde) hicieron entrega a Mediahostia del superpoder que les había pedido: el superpoder de acertar la primitiva. Además, el Athletic ganó en el Calderón y se alejaba de los puestos de descenso. Pero eso no nos importa ahora, lo que importa es que Mediahostia se hizo con un pellizco considerable y, como Superpoco estaba ya medio convencido de formar un tándem de superhéroes con Mediahostia, se inscribieron en la Escuela para Superhéroes ChurreríaElCanutoSusChurrosEnUnMinuto.

Todo parecía ir sobre ruedas (sobre todo, Superpoco, que aún no se había desembarazado de los pies de cemento armado que le habían regalado Melitón Machancoses y sus secuaces, con lo cual tenía que desplazarse en una carretilla habilitada a modo de monopatín), pero cuando llegaron a la Escuela y vieron el percal se les cayó el alma a los pies.

Aquello parecía la Pensión Angelita (Burgos), un piso viejo, con una limpieza no demasiado exhaustiva, donde siempre hacía frío y con un único profesor: el ínclito Canuto. De acuerdo, quizás las expectativas de Mediahostia eran un poco elevadas (él se había imaginado una especie de Hogwarts para superhéroes), pero es que el "centro formativo" regentado por El Canuto no llegaba ni al ínfimo nivel de la Escuela de Policías de Torrente.

Además, el programa didáctico era realmente desalentador. Nada de asignaturas para cada superpoder ni prácticas con villanos de coña ni realidad virtual ni simuladores de vuelo. Lo único que hacían Superpoco y Mediahostia (los dos únicos alumnos matriculados, lo cual ya de por sí era sospechoso) era levantarse tempranísimo, hacer footing sobre unas calles heladas, conducir quitanieves hasta mediodía y luego dedicar toda la tarde al lavadero de coches con que el Canuto redondeaba su economía.

El Canuto era muy fan de la filosofía "Karate Kid" y, según él, el sacrificio era lo que forjaba el espíritu de un auténtico héroe. Eso y el mantra "Mira en tu interior: ahí está el poder", parecía ser toda la teoría sobre superhéroes que manejaba el Canuto.

Mediahostia, en la cama, molido de cansancio y cabreado, comenzaba a sospechar que el Canuto les estaba estafando.

1 comentario:

Rogezn dijo...

Sí tiene pinta de engaño, sí